La adicción por la delgadez
Concepción
Salcedo Meza
La anorexia
nervosa y la bulimia son enfermedades devastadoras que han cobrado una
dimensión inusitada entre los jóvenes de todo el mundo y de todas las clases
sociales, pero atrapan y golpean con mayor fuerza a las mujeres.
"YO TENÍA ANOREXIA y creo que después
bulimia. Quería a fuerza tener un cuerpo como el de las modelos que pintan a la
gente muy guapa. Pero creo que me obsesioné. Primero hice dietas y después me
negaba a hacerlas, entonces empecé a comer muchísimo y a vomitar. Tenía pavor a
engordar. Cuando me sentí muy mal fui a ver a un psicólogo para que me quitara
esa obsesión. No fue fácil". Este testimonio refleja la influencia que
tiene el modelo de la delgadez entre las jóvenes, pero también evidencia que
Erika quien nos relató esta experiencia tenía un problema psicológico que la
llevó a esa conducta.
Según datos médicos, de diez enfermos de
anorexia o bulimia nueve son mujeres de entre los 15 y los 26 años de edad,
obsesivos, dependientes, obedientes y que pertenecen a familias rígidas,
estrictas y poco tolerantes a los cambios. Pero los hombres también tienen su
historia.
"Yo fui bulímico narra Ezequiel, de 19
años. Formaba parte del 5% de los bulímicos del sexo masculino, ya que el 95%
restante son mujeres. Comencé haciendo una dieta bajo control médico porque
estaba excedido de peso, pero pronto y sin darme cuenta caí en la bulimia.
Comencé a dejar de comer y aunque adelgazaba, seguía viéndome gordo en el
espejo. Empecé a provocarme vómitos, cada vez que me daba un ataque de hambre y
me comía todo. Luego incorporé los laxantes. Tomaba ocho o diez por día. Esto
produce gran irritación, tanto en los intestinos, como en la faringe, lo cual
puede ser causa de úlceras y cáncer. Seguí así por un año y varios meses. De 85
kilos había bajado a 50, pero yo me miraba al espejo y me veía de 100. No podía
sentarme en una silla de madera sin que me salieran moretones; tampoco apoyar
los codos en la mesa. Sentía terribles dolores abdominales por causa de los
laxantes y sólo quería estar dormido".
Este testimonio refleja el infierno que
viven los jóvenes que padecen bulimia. Existen informes que evidencian que ya
desde el siglo XIX había personas que se provocaban el vómito, después de comer
en forma excesiva. En 1940 este trastorno se consideró un síndrome y en 1980 la
Sociedad Americana de Psiquiatría incluyó a la bulimia en el manual de
psiquiatría como una enfermedad diferente a la anorexia.
Ambos trastornos vienen desde la Antigüedad,
pero es ahora cuando se les ha estudiado, tipificado y definido. Se sabe que
son producto de múltiples factores, que pueden incluir trastornos emocionales y
de la personalidad, así como presiones familiares, una posible sensibilidad
genética o biológica y el vivir en una sociedad en la cual hay oferta promisoria
de comida y una obsesión por la delgadez. Esta idea de la estética transmite a
los jóvenes sistemas de valores que se basan en el "buen look" y el
problema es que puede derivar en una adicción por la delgadez del cuerpo y
producir enfermedades. Cierto es que esta estética, esta moda, es sólo un
disparador que afecta negativamente a algunos jóvenes con problemas familiares
y con desajustes de personalidad.
El pavor a
engordar
El término
anorexia nervosa proviene del latín y quiere decir sin apetito, y el adjetivo
nervoso expresa su origen psicológico. Sin embargo, no es cierto que los
jóvenes anoréxicos no sientan hambre, al contrario, la reprimen por el pavor
que tienen a la obesidad. Estos jóvenes rechazan en forma contundente el
mantener un peso corporal por encima de los valores mínimos aceptables para una
determinada edad y talla. "El miedo que experimentan hacia la obesidad los
lleva hasta la inanición y a la pérdida progresiva de peso. Y lo más grave es
que no tienen conciencia de su enfermedad", señala la nutrióloga Marcela
Palma, del Instituto Nacional de la Nutrición Salvador Subirán (INN). Los
anoréxicos llegan a perder por lo menos el 15% de su peso corporal y, en casos
extremos, hasta el 60%, lo que puede ocasionar la muerte. El trastorno tiene
diversas caras y, según Marcela Palma, puede clasificarse en etapas primaria y
secundaria.
Las múltiples
caras de la anorexia
En la etapa
primaria sólo se tiene un miedo intenso a subir de peso y ésta se caracteriza
por dos tipos de padecimientos: la anorexia nervosa restrictiva y la
bulimarexia. En la primera, se utiliza el ayuno y la disminución exagerada de
la ingestión de alimentos para controlar el peso sin utilizar el vómito o los
laxantes como métodos de control. En la bulimarexia se combinan periodos de
ayuno con periodos de ingestión compulsiva y después se provoca el vómito, y se
aplican purgas y enemas para controlar el peso.
En la etapa secundaria, la anorexia nervosa es
consecuencia de alguna enfermedad psiquiátrica como la esquizofrenia o la
depresión; en esos casos, la anorexia se debe a una interpretación falsa de la
alimentación y no a la búsqueda de pérdida de peso. Por lo que respecta a la
cantidad de casos de anorexia, se da más en los países sajones que en las
sociedades orientales. En Latinoamérica, y específicamente en México, los
estudios estadísticos y epidemiológicos son muy pocos; carecemos de la
información suficiente sobre la incidencia de los trastornos de la conducta
alimentaria, aunque en la actualidad diversos grupos investigan este fenómeno.
El infierno de
la bulimia
La palabra
bulimia proviene del griego y significa "hambre de buey".
Generalmente se presenta entre los 18 y 28 años de edad. Al igual que en la
anorexia, el 95% de los pacientes bulímicos son mujeres.
Según Marcela Palma, "este trastorno se
caracteriza por la ingestión rápida de gran cantidad de alimentos; la
culpabilidad provocada por el abuso al comer y la autoinducción al vómito; la
utilización en forma indiscriminada de laxantes y diuréticos y el ejercicio
excesivo, debido a que estos jóvenes tienen pavor a subir de peso. También es
característico que durante mucho tiempo ellos nieguen estas conductas".
Según datos del
INN, en muchos países la frecuencia de la bulimia es mayor que la de la anorexia
nervosa, pero en México tampoco se tienen cifras sobre la incidencia de este
trastorno, debido a que, aun cuando se han aplicado cuestionarios entre la
población de riesgo, se esconden los síntomas.
Enfermedades
complejas, tratamiento integral
Los jóvenes que
padecen anorexia o bulimia requieren de un tratamiento integral en el que debe
participar un equipo de especialistas como nutriólogos, psicoanalistas y
médicos o endocrinólogos, además de la familia. La participación de ésta es
fundamental, ya que los aspectos familiares son muchas veces la causa de estos
trastornos. Si algún joven sospecha que puede padecer este tipo de problemas,
debe recurrir a alguna instancia de salud pública o privada y evitar a tiempo
el infierno dantesco que hacen vivir la anorexia nervosa y la bulimia
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